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5.1. Nuevas energías y nuevas industrias:

 

Desde finales del siglo XIX se empezaron a usar la electricidad y el petróleo. La electricidad trajó la disminución de los costes de producción y el descenso de los precios.

 

La difusión del petróleo como combustible y la invención del motor de explosión dieron paso a la industria automovilística.

 

Otro sector que alcanzó notable expansión fue la industria química, gracias a la fabricación de abonos, pinturas, explosivos y diversos productos químicos.

 

 

 

5.2. Expansión industrial y desequilibrios:

 

Desde este siglo, la industria se extendió también por zonas más amplias del territorio (Asturias, Valencia y Madrid).

 

La expansión industrial también se vio favorecida por un fuerte crecimiento demográfico. A pesar de esto había bastantes desequilibrios en la distribución de la riqueza.

 

En 1930, la mayoría de la industria se localizaba en Cataluña, País Vasco y Madrid, zonas donde el PIB por habitante era bastante superior a la media española.

 

Al contrario que en las zonas menos industrializadas como Castilla- La Mancha y Andalucía que el PIB por habitante era inferior a la media española.

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