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7.1. Los inicios del obrerismo:

 

El número de obreros industriales existentes en la España del siglo XIX era pequeño y se concentraba básicamente en Cataluña, país Vasco, Asturias y Madrid.

 

Las primeras formas de protestas tuvieron un carácter ludista, pero pronto los trabajadores crecieron los sindicatos.

 

En 1840 se fundó en Barcelona el primer sindicato: la Asociación de tejedores de Barcelona.

 

En 1855 tuvo lugar en Barcelona la primera huelga general realizada en España.

 

En 1870 se creó la Federación Española de la Asociación internacional de trabajadores.

 

 

 

7.2. El anarquismo:

 

El anarquismo arraigó fuertemente entre los obreros de Cataluña y el campesino andaluz.

 

A finales del siglo XIX, el anarquismo defendió la formación de grupos autónomos que atentasen contra la sociedad burguesa y capitalista.

 

Se produjeron numerosos atentados y la sociedad entró en una gran espiral de violencia.

 

La proliferación de atentados impulsó a que grupos de anarquistas contrarios a la violencia fundaran sindicatos obreros.

 

 

 

7.3. El socialismo:

 

El marxismo tuvo mayor influencia entre el proletariado, y cierta clase medida, de Madrid, el País Vasco y Asturias.

 

Los marxistas fundaron el partido Socialista Obrero Español (PSOE) y en 1888 impusieron la creación de un sindicato socialista, la Unión General de Trabajadores (UGT).

 

Los partidos socialistas defendían la participación en las elecciones.

 

A pesar de que el sufragio universal (1890) abrió nuevas expectativas electorales, la influencia del socialismo en España creció lentamente.

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